Destacamos los siguientes factores del frutal a tener en cuenta en su fertilización:
Se divide el ciclo de crecimiento del cultivo según las etapas fenológicas y se definen las diferentes concentraciones o cantidades de nutrientes a aplicar, con sus respectivas relaciones: ABONADO VEGETATIVO, ABONADO DE ENGORDE DEL FRUTO y ABONADO DE RESERVAS.
La acumulación de sustancias de reservas en los diferentes órganos de la planta, determina que la respuesta del cultivo a la fertilización sea, por lo general, algo lenta.
Debemos prestar una mayor atención a la hora de programar el abonado a las concentraciones de nutrientes que se puede encontrar el frutal más que a la ley de restitución de los que extrae por la cosecha.
La absorción de agua y nutrientes principalmente se realiza por las partes jóvenes, del sistema radical, solo abundantes en períodos de desarrollo. En la mayoría de los frutales el crecimiento radical sigue una evolución característica en “M”, con un mínimo en el momento de máximo desarrollo de los brotes y frutos.
La programación de la fertirrigación de los frutales depende de muchos factores: Edad de la plantación, marco, superficie cubierta, producción y calidad, características de suelo y del agua, resultados de los análisis de hoja, etc. por lo que no se deben hacer recomendaciones generales.
Existen diferencias estacionales en la concentración de nutrientes en el árbol. La muestra de hojas para analizar se tomará a mediados de Julio, cuando tengan cuatro meses. Es importante no tomar hojas jóvenes.
Desde el final de floración hasta finales de agosto se absorbe el 65% del total del nitrógeno.
El fosforo es esencial en la calidad de la fruta.
El potasio participa en la formación de reservas y en el tamaño de los frutos, en su buen gusto (sabor), coloración y maduración temprana.
Con la falta de calcio aparece el agrietado de los frutos o “cracking” y una pésima conservación.