Una fertilización racional es la base para conseguir una buena producción y por tanto una buena rentabilidad del cultivo de cereal.
El objetivo es ajustar la fertilización de manera que garantice la productividad y fertilidad del suelo a corto y largo plazo, al mínimo coste posible. Para conseguirlo tendremos en cuenta la fertilidad de nuestro suelo y las extracciones que pueda hacer la producción de cereal esperada.
La gran mayoría de cereales son cultivos tolerantes a la salinidad, por lo que podemos aplicar fertilizantes en base a cloruro potásico sin inconveniente alguno con lo que además aumentaremos la rentabilidad del cultivo.
Nitrógeno: determina los rendimientos y es la base del abonado. Es decisivo en todas las fases de desarrollo, provoca crecimiento rápido, mayor ahijado y producción.
Fósforo: es determinante en desarrollo radicular, floración, y fecundidad. Contrarresta el exceso de nitrógeno. Confiere a nuestra plantación una mayor resistencia a la sequía, mayor precocidad y menor riesgo de asurado.
Potasio: es un elemento fundamental en la nutrición de los cereales ya que facilita un mayor peso específico y un mayor aprovechamiento del Nitrógeno. El potasio aporta en líneas generales una importante mayor resistencia a la sequía, heladas y enfermedades.